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domingo, 25 de marzo de 2012

Jesan era uno de los tantos planetas externos al sistema solar que había estado en el punto de mira de la filosofía terraformadora de los últimos cuatrocientos años. Y una vez convencidos los mecenas pertinentes y haber saltado los filtros impuestos por el Gobierno Central y haber obtenido el permiso del mismísimo Presidentísimo, el proyecto pasó de los documentos repletos de teorías biempensantes a la construcción de la innovadora nave exploratoria y a la elección y postrer preparación fisicomental de los nuevos ícaros espaciales.

domingo, 4 de marzo de 2012

Primer capítulo de un cuento: TRÁNSITO

ANTES

   Había intuido claramente que algo iba a suceder. Se lo había profetizado a sí mismo. Entendía que todos los avisos extraños que habían asaltado de continuo su mente en este último período crítico de su vida, eran la antesala del fin total. Por eso, algo le decía que tenía que prepararse para lo que fuera a acontecer.
   Hoy, cuando despidió al robot de servicios básicos personales, se dijo que iba a morir.
   Era aún temprano para acostarse, pero la desesperanza de un nuevo día justificaba que no esperara a agotar las últimas horas del que estaba en curso todavía. Opacó los ventanales de su dormitorio y esperó.
   La inferencia de que alguna señal derivaría en el cambio de estado espiritual, le tenía alerta.
  Inspiró, espiró, inspiró, espiró. Se obsesionó por última vez con la respiración.
   Volvió a quedar fascinado con la visualización de su yo interno. Obvió que el siguiente paso le llevaría a la emersión de su espíritu.
   Cuando estaba ya dispuesto para integrarse en el vacío, y dejar su cuerpo adjudicado por entero al mundo material, sufrió el habitual shock del alma escapada.
   Instantáneamente visualizó una potente luminiscencia que abarcaba todo su cuerpo etérico.
   Cada vez ingresaba menos sangre a su músculo esencial y, por lo tanto, el riego sanguíneo disminuía en su masa encefálica.
   Sus pulmones seguían bombeando y asumiendo aire. Al fondo, muy al final de sus percepciones, escuchó el ritmo de la vida. La sensación de ser anaeróbico fue fijándose en su pensamiento.
   El corazón colapsó. Sin embargo, su mente seguía despierta y atenta.
   Ya veía su cuerpo allá abajo. Veía que la coraza que le había albergado no era ningún anclaje de su espíritu.
   Disociado.
   Concentrándose en la luz, la veía acercarse por rededor suyo y abrazarle. Viéndose envuelto por ella, se dio cuenta que aquella fuerza no era algo extraño. La luz era él y él era la luz. Era todo y nada. O por lo menos sus sensaciones le ligaban a ambos estados.
   Los ojos cerrados. Los labios distendidos. La faz serena.
   Al día siguiente entraron en sus dependencias, sin permiso: Su médico personal, un médico forense, un cotejador de mapas genéticos y su… viuda.
   Acercaron el captador de anomalías a la sien derecha de aquella cabeza durmiente. Ante el veredicto, se repitió la prueba con el hemisferio izquierdo.
   -Señora, creo que ha muerto exactamente hace cinco horas y treinta y ocho minutos.
   -¿Llegaron a terminar su trabajo los genéticos?- se preocupó el que había sido más su amigo que su doctor de cabecera.
-De cierto, señor.
   -Entonces, que actúen inmediatamente. Les doy el plazo de un año. Ni más ni menos. Así lo dejó estipulado mi paciente. Creo que ya podemos comenzar con el tránsito. La aceleración en el desarrollo del nuevo individuo nos hará tener entre nosotros a Janos antes de lo que imaginas, querida Sandra.
   El llanto de la desconsolada interrumpió cualquier debate técnico que pudiera estar fraguando en la cabeza de los eruditos. Dos robots se encargaron del traslado del cadáver, con la escolta de los presentes que respetaron la soledad de la mujer, ahogada en los recuerdos, asaltada por la alegría infinita del vaticinio de un amor recuperable.