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sábado, 5 de octubre de 2013

Me llamo Umla, por Benjamin.J.Green

Ya no tengo donde ir, éste es mi ultimo reducto.
Todos los recuerdos de mi mundo, ahora lo sé, morirán conmigo.
Echo tanto de menos a mis hermanas, nuestras reuniones, juegos y viajes, acompañados por la alegría de nuestros hijos alborotando a nuestro alrededor.
Veranos tibios en los trópicos, inviernos suaves en el ecuador.
Persiguiendo las lluvias de estrellas, para recoger todo el alimento posible, bebiendo de las auroras boreales, las noches de principio del otoño tardío.
Viajando por las inmensidades de este nuestro, hasta entonces, feliz e inocente mundo.
Añoro, con el corazón vestido de pena y de tristeza, esos reencuentros después de largos años de viajes y de crecimiento.
Transportando a nuestras espaldas, evoluciones de vida y de futuros vástagos que cuando, varadas para siempre, lleguen  la inevitable vejez y decadencia, nos ayudarán a seguir vivas, con sus ritos y cultivos,embelleciendo la tierra, que una vez fue errante.
¿Dónde están esas grandes nubes verdes, que nos seguían, para descargar sobre nosotras sus aguas de vida y de renovación?
Viajaban por nuestro maravilloso cielo amarillo, buscándonos para, de alguna manera, darnos su amor y su sangre… Igual que nuestros hijos, se han extinguido.
Ya nadie regará mis valles y montañas que, poco a poco, irán transformándose en desiertos nómadas, que todo lo invadirán, matando la poca vida que me queda a su paso.
Años viajando hacia el horizonte, sobre este mar rojo, sólo por el placer de seguir a los soles que viven en nuestros cielos.
Soles que guiaban nuestros pasos, en los viajes de iniciación a la vida adulta, cuán fríos y lejanos me parecen ahora.
Estoy escondida en una pequeña bahía, quieta, sin moverme, si no ellos me encontrarán y harán volar mis entrañas, como a mis hermanas, con el pretexto de buscar no sé qué mineral, por lo visto más precioso para ellos que nuestras vidas.
Sé que pronto la poca luz de mi interior se apagará y me convertiré en un accidente más del litoral.
Me llamo Umla y soy la última isla flotante viva que queda en mi planeta.
Un mundo maravilloso que llamábamos Yaslam, un mundo de océanos rojos y
de nubes verdes; alumbrados por tres soles blancos, éramos miles y éramos felices.
Hasta el fatídico día en que el hombre apareció venido de las estrellas y empezó a destruirnos una tras otra.
Ya sólo espero el fin, para poder reunirme con mis hermanas en la otra vida.
Mando, con mis últimas fuerzas, este mensaje al espacio, con la creencia de que otros mundos lo escuchen.
No escuchéis las palabras lisonjeras de los hombres o será vuestra perdición.
Me llamo.... Umla.... Umla... Uml.. Um.............





   Buscando, en mi afán de descubrir creaciones de otros autores que sean inspiradoras, he encontrado este texto de un amigo literario, Benjamin.J.Green, que publica relatos en una de las páginas web en las que comparto mis "historias", www.cortorelatos.com
   Un canto a la vida cósmica, donde la nuestra, la humana, es un minúsculo extracto de Luz entregada a la Eternidad. Para que, si encontramos otros planetas, no volvamos a cometer los errores que estamos cometiendo en nuestra, según todos los indicios, despreciada Tierra.