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domingo, 24 de junio de 2012

Microrrelato: IvinY resucitado


    A veces, dependiendo del planeta donde se llevara a cabo el raro fenómeno, el Resucitamiento era mal entendido.
   Muchos creían que los Resucitados eran clones de alguien extinguido, cuyas obras se lograban eternizar con la herencia genética y caracterológica. Otros, los menos informados, justificaban su aprensión pensando que eran engendros mecánicos con programaciones informáticas reflejo de sus creadores que, por similitud, lograban extender a través de los siglos sus ideas y hechos.
   Pero un Resucitado no tenía absolutamente nada que ver con estas supersticiones.
   IvinY era ya parte de una leyenda, y como tal, su origen se perdía en el crisol del tiempo: Murió con una capacidad hiperpsicológica que le había hecho destacarse de sus coetáneos. Poseía, en lo que se conocía como su anterior vida, facultades mentales paracientíficas, tales como el hipnotismo, autohipnotismo y control de los pensamientos ajenos, así como una gran disciplina interna de autocontrol y exploración meditativa. Cuando falleció accidentalmente en una misión de reconocimiento espacial, su potencial mental se disparó hacia cotas extraordinariamente altas, lo que le permitió integrarse en espacio-tiempos vedados a los fintexianos normales, y por extensión, a los demás bigalácticos. Su estado vegetativo fue atrofiando todas las funciones fisiológicas, pero las cerebrales estaban tan iluminadas que soportaron todo el peso de la energización corporal, por lo que las esperanzas de una renovación vital se incrementaron hasta el extremo de la total recuperación del individuo comatoso.
   Lo que ocurrió después se contaba como en una penumbra, mezcla de terror y misticismo. IvinY no pudo soportar la limitación de su cuerpo, y a escasas horas de su revitalización, decide el suicidio, lanzándose a un vacío infinito cuyo final sería la resurrección en otro cuerpo, en otro cerebro. El patrón encefalográfico de cada individuo se mantenía como testigo declarante de la diferenciación exclusiva del mismo. No existían dos patrones iguales en todo el Universo. Cuando IvinY nació de nuevo, el patrón se repitió y se identificó la anomalía como parte del trasvase neuronal.
   IvinY sabía que él no era la única excepción aberrante. Existían más como él. ¿Cuántos?...

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