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sábado, 30 de junio de 2012

Algo de poesía liviana: PIÉNSAME


PIÉNSAME

Piénsame en la noche,
piénsame en el día,
que son tus pensamientos
bellas flores mías.

Piénsame muchito,
nunca es demasía,
no tengo aún bastante
de tu vida mía.

Mas cuando estoy lejos
existe una emoción,
y es que no me alejo
de tu devoción.

Mas cuando estoy cerca,
en mí no pienses, te diría,
pero cuanto más te tengo
siempre es poco y más querría.

Piénsame durmiendo,
piénsame en vigilia,
piénsame te digo,
que tus pensamientos son mi armonía. 

domingo, 24 de junio de 2012

Microrrelato: IvinY resucitado


    A veces, dependiendo del planeta donde se llevara a cabo el raro fenómeno, el Resucitamiento era mal entendido.
   Muchos creían que los Resucitados eran clones de alguien extinguido, cuyas obras se lograban eternizar con la herencia genética y caracterológica. Otros, los menos informados, justificaban su aprensión pensando que eran engendros mecánicos con programaciones informáticas reflejo de sus creadores que, por similitud, lograban extender a través de los siglos sus ideas y hechos.
   Pero un Resucitado no tenía absolutamente nada que ver con estas supersticiones.
   IvinY era ya parte de una leyenda, y como tal, su origen se perdía en el crisol del tiempo: Murió con una capacidad hiperpsicológica que le había hecho destacarse de sus coetáneos. Poseía, en lo que se conocía como su anterior vida, facultades mentales paracientíficas, tales como el hipnotismo, autohipnotismo y control de los pensamientos ajenos, así como una gran disciplina interna de autocontrol y exploración meditativa. Cuando falleció accidentalmente en una misión de reconocimiento espacial, su potencial mental se disparó hacia cotas extraordinariamente altas, lo que le permitió integrarse en espacio-tiempos vedados a los fintexianos normales, y por extensión, a los demás bigalácticos. Su estado vegetativo fue atrofiando todas las funciones fisiológicas, pero las cerebrales estaban tan iluminadas que soportaron todo el peso de la energización corporal, por lo que las esperanzas de una renovación vital se incrementaron hasta el extremo de la total recuperación del individuo comatoso.
   Lo que ocurrió después se contaba como en una penumbra, mezcla de terror y misticismo. IvinY no pudo soportar la limitación de su cuerpo, y a escasas horas de su revitalización, decide el suicidio, lanzándose a un vacío infinito cuyo final sería la resurrección en otro cuerpo, en otro cerebro. El patrón encefalográfico de cada individuo se mantenía como testigo declarante de la diferenciación exclusiva del mismo. No existían dos patrones iguales en todo el Universo. Cuando IvinY nació de nuevo, el patrón se repitió y se identificó la anomalía como parte del trasvase neuronal.
   IvinY sabía que él no era la única excepción aberrante. Existían más como él. ¿Cuántos?...

domingo, 10 de junio de 2012

Algo más que un cuento infantil: COMPRENDE


  

El érase una vez quedó para otros tiempos. Es el ahora, lo que está ocurriendo, lo que importa.

Y es así y, que un niño llamado Paco, bueno como nadie, comprensivo como pocos, tiene un amiguito llamado Antoñito, que estaba solo en el mundo. Es huérfano y sus padres adoptivos, ricos en cosas, pobres en sentimientos, le dejaban de lado porque tenían que atender sus trabajos, su casa, sus obligaciones sociales.

Y Antoñito se iba al parque que tiene en el patio común de la comunidad donde vive. Y en aquel parque conoció a Paco, al que se le escapó la pelota cuando jugaba un partido de fútbol con los demás niños vecinos.

-¡Lánzame la pelota! - le gritó Paco a Antoñito en la distancia.

-¿Puedo jugar con vosotros? – Antoñito se la entregó en la mano.

-No sé. Se lo preguntaré a los otros.

Paco volvió a donde estaban los demás, reunidos en corrillo, y les preguntó si podía jugar con ello aquel niño tan amable.

Los demás niños dijeron que mejor sería que dejara a aquel chico en paz, y que sería mejor que siguiera ocupándose de sus asuntos.

-¿Por qué? – preguntó Paco a sus amiguitos.

No le supieron responder. Y desde aquel día, Paco intentó descubrir por qué los demás veían a Antoñito tan diferente.

Se encontraban casi a escondidas, después de clase, cuando Paco no tenía otros compromisos que atender, cuando la pena que sentía por su amigo Antoñito vencía las ganas que sentía por ponerse a ver la tele, o leer tebeos o, incluso, terminar los deberes pendientes para el día siguiente.

-Estoy contigo porque te aprecio, porque sé que eres un niño bueno, porque no tienes otros amigos, y porque me lo paso muy bien hablando contigo, jugando contigo, descubriendo cosas contigo.

Los días pasaron y, de pronto, Antoñito no volvió a ver más a Paco porque Paco no volvió al parque, y Antoñito pensó que mejor se quedaba en casa, encerrado en su habitación, intentando pasárselo bien solo. Pensó que algo raro pasaba en él para que los demás le trataran así, y decidió preguntárselo a sus padres adoptivos.

Esperó el día en que sus padres no estuvieran tan ocupados haciendo dinero, cuidando su casa y su coche, atendiendo a los amigos que les visitaban en casa.

-Mamá, ¿por qué no tengo amigos? ¿Por qué, en clase, me tratan como un bicho raro? Mamá, si me quieres, dímelo, por favor.

La madre, ante las lágrimas de Antoñito, olvidó de inmediato todo el mundo que le rodeaba y se centró en los ojos de su hijo adoptivo. Pensó que le había tenido demasiado tiempo abandonado. Que no todo en la vida era darle el desayuno, llevarle a clase, recogerle a la salida, darle de comer y dejarle irse al parque, para que cuando volviera se acostara con un simple buenas noches en un beso vacío. Que debía hablar con su esposo para que olvidara un poco su negocio y se centrara más en su hijo.

Y así, ahora Antoñito podía decirle a Paco qué ocurría, y lo llamó por el telefonillo para que bajara a jugar con él.

-Antoñito, no me importa nada lo que digan los demás de ti, que si eres raro, que si tienes una enfermedad contagiosa, que si te vas a morir dentro de poco. Me da pena, pero quiero saber la verdad de tu propia boca.

Antoñito abrazó a Paco y le dijo que era el mejor amigo del mundo, y que iba a contarle lo que su madre le había contado a él. Que sus verdaderos padres eran drogadictos, que su madre murió en el parto y su padre murió de una sobredosis de una droga muy mala, pero que él lleva en la sangre la misma enfermedad que ellos. Que él no va a morir por ella, que la tiene dentro, durmiendo, y que espera que nunca se despierte, pero que, mientras, los demás tienen muchísimo miedo de que se la pegue.

-Por eso no tengo amigos, excepto tú. Los demás no saben qué me pasa. Nadie se lo ha explicado bien, o por lo menos no tan bien como lo ha hecho mi madre. Por eso te lo cuento yo así, para que puedas decírselo a tus padres y no te prohíban estar conmigo.

Paco quiere a Antoñito como nunca ha querido a ningún amigo. Es el hermano que nunca ha tenido. Son felices jugando, saltando, riendo, y todos lo que quieren escuchar y comprender también pueden ser sus amigos.

Y es que con el colorín colorado, este cuento no se ha acabado: Aprende para que este cuento te muestre el camino de la verdad de la amistad.