No era muy dado
a hablar en público. Ni siquiera tenía presencia para hacerlo. Ni nunca tuvo
tema lo suficientemente atractivo para embaucar a los posibles oyentes.
No comprendía,
entonces, por qué le habían escogido a él para transmitir ese mensaje que ni
siquiera él comprendía.
Tan humilde y
tan apocado. Tan poca cosa.
Se acercó a
aquella reunión en el comedor social para abrigarse de la soledad que le
esquilmaba en la miseria de la calle. Ese peregrinar rutinario para no sentirse
olvidado por el resto de la especie humana. Y de paso, comer caliente. Y aquel
hombre robusto, que ya había visto antes, mirándole siempre de reojo, mientras
hablaba con las monjas que regían todo con disciplina férrea.
Y sin haberle
dirigido palabra alguna antes, le tomó por el hombro y clavó su mirada de
vidrioso azul para espetarle.
-Sé que eres el
elegido. Y ha llegado tu momento. Ha llegado la hora de hacerles saber a los
otros que has venido a redimirles.
En tres
ocasiones se repitió la misma escena. En diferentes enclaves. Y siempre
rodeados del barullo de los otros miserables.
Y en ninguna de
ellas contestó. Pensó que aquel loco se olvidaría de él. Que alguna paranoia
extraña le hacía tener aquella fijación. Y que tan pronto como pasó de la
ignorancia a la manía persecutoria, volvería a no reconocerle entre la
multitud.
Pero se
equivocó. Ahora estaba allí. Ante otra
multitud. Con un micrófono en la mano. Engalanado con un traje de etiqueta. Bien
rasurado, peinado y perfumado. Irreconocible para él mismo.
Y cien mil ojos
mirándole. En silencio. Bajo un cielo más azul que nunca. Aguantando la
respiración. Hambrientos de conocimiento.
Y otros cientos
de ojos artificiales enfocando sus iris al simpar. Tantos como países tenía el
mundo. Esperando la declaración.
Miró por última
vez hacia atrás, hacia el fondo del escenario, para asegurarse de que allí
estaba ojosazules, incitándole con la mirada y con la mano nerviosa para que
hablara.
Tímido, humilde,
pero sobre todo, sincero.
-Yo… soy… Dios.
(Relato presentado al V Concurso de Relatos Breves de
Diari de Terrassa, con seudónimo “Virgilio Taciturno”)
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