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domingo, 23 de septiembre de 2012

POEMAS DE AMOR... Y DE SEXO



De tu belleza

Tus ojos son jaula
        de tu belleza,
tus labios son jaula
        de tu belleza,
tu cuerpo es jaula
        de tu belleza,
y tu corazón, último reducto
        de tu belleza,
con cada latido
        de tu belleza,
libera pureza en tu alma,
y con cada beso que nos damos,
yo la recojo en mi espíritu, con calma.


El hambre

Me gustas por bella,
me gustas por suave,
me gustas por buena,
me gustas por madre.

Me gustas en cien y mil formas,
me gustas y nunca de ti tengo bastante,
me gustas porque me asombras,
y siempre de ti tengo hambre.



¡Qué suerte!


¡Qué suerte poder reflejarme en tus ojos!
¡Qué suerte poder entrelazar mis dedos con los tuyos!
¡Qué suerte poder rozar nuestras pieles!
¡Qué suerte poder reír con tu risa!
¡Qué suerte poder llorar con tu llanto!
¡Qué suerte poder estrecharnos en un abrazo!
¡Qué suerte poder oler nuestros cabellos!
¡Qué suerte poder intercambiar nuestros alientos!
¡Qué suerte poder poner al rojo vivo nuestros labios!
¡Qué suerte poder electrizarnos con nuestros sexos!
¡Qué suerte poder amarnos hasta el infinito!
Pero sobre todo, qué suerte,
¡Qué suerte ser tuyo!


Jirón

Jirón del corazón marchito,
timbal del corazón lanzón,
murmuran, y lo hacen bajito,
que yo sufro de algún mal de amor.

Eterna la dicha ampara
al que busca, y da un empeñón
a la vida que se torna gloria,
al que vive engendrando ilusión.

Y la ilusión en mí ya existe
pues en ti derramo emoción,
y aun corazón y al otro les digo
que el tuyo y el mío uno solo son.


Voy a ser bueno

Déjame seguirte,
que voy a ser bueno.
Déjame vivirte,
que eres mi sueño.

Prometo estar quieto,
hacer que no existo,
y si en esto insisto,
te pongo en aprieto.

Prometo el silencio,
mas no a cualquier precio,
y si, aún así, me has visto
no he sido muy listo.

Y ya clandestino,
te observo con tino,
y degusto anodino, 
tu cuerpo divino.


El jardinero

Del árbol el fruto
otros degustaron.
La semilla al suelo
todos tiraron.
Y yo la recojo,
la mimo, la planto,
y del árbol nuevo
a todos espanto.


Aprisióname

Aprisióname, amor mío, entre tus brazos,
y no me permitas que te hable,
pues con tu boca, noche y día, debes tapar la mía.
Aprisióname con tus piernas 
y embelésame con tus formas cálidas y suaves,
pues mi vista, vida mía, con tu piel debes llenarme.
Haz de tu corazón mi prisión,
que mi mente pierda la razón,
y que el correr de mis años sea por ti siempre ilusión.
Porque el mundo no sería mundo sin la cárcel de tu amor,
porque yo no existiría sin tenerme dentro de ti en una flor.




Mi boca

Lúdico e impúdico tu vello púbico.
Tentador y sabroso tu poto asombroso.
Y más lujuriosa tu boca carnosa,
Que la mía no puede esperar a comer ¡hermosa!





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