Vistas de página en total

sábado, 5 de abril de 2014

Sonrisa



   Agachada. Otra vez. Recogiendo los papeles del suelo tirados, a posta, por el incompetente de su jefe.
   Sabiendo que por encima de aquél había otros jefes que sí la tomaban en serio.
   Muy poco le faltaba a aquel estúpido de reír sus propias ocurrencias sobre el físico de su secretaria, porque su secretaria, ella, tenía ideas propias, coherentes y originales, sobre cómo llevar una empresa.
   Y se levantó. Entregando ordenados los informes desparramados. Con humildad. Con generosidad, con valentía.

   Sonriendo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario