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sábado, 5 de abril de 2014

Sonrisa



   Agachada. Otra vez. Recogiendo los papeles del suelo tirados, a posta, por el incompetente de su jefe.
   Sabiendo que por encima de aquél había otros jefes que sí la tomaban en serio.
   Muy poco le faltaba a aquel estúpido de reír sus propias ocurrencias sobre el físico de su secretaria, porque su secretaria, ella, tenía ideas propias, coherentes y originales, sobre cómo llevar una empresa.
   Y se levantó. Entregando ordenados los informes desparramados. Con humildad. Con generosidad, con valentía.

   Sonriendo.



jueves, 27 de marzo de 2014

Espérate sentada

   Ya sé que estás esperando el momento de mi rendición, ahí sentada, frente a mí, dejando que te aplasten los que me visitan, los que dicen que me quieren. Y cuando se van, sonríes, convencida de que mienten y de que todos desean que sea tuyo. Pero te digo que ahí seguirás esperando. Porque no me rendiré. Ni por el dolor ni por la cobardía de afrontar otro día en este estado tan lamentable. Sigue riendo, que no me impresionan tus retumbantes falsedades. Cuando tenga que acompañarte, lo haré, pero será involuntariamente. Y no será en este hospital. Ni con este cuerpo.



lunes, 17 de febrero de 2014

Me he sacudido la escarcha de encima

   Me he sacudido la escarcha de encima mientras mirabas por la ventana cómo empujaban mis dedos el pulsador del timbre. Y cuando éste ha sonado, te has precipitado escaleras abajo con el corazón desbocado y la cabeza arremolinada con ideas inconclusas sobre cuáles serán mis palabras al verte frente a mí contemplando la irradiación de tu belleza, tornando en espléndido el día vivido y por vivir.
   Te ha dado tiempo a quitarte los rulos que deformaban tu flequillo y a desembarazarte de la bata de felpa que ocultaba tus exuberantes curvas.
   Y cuando has entreabierto la puerta de tu casa y la de tu corazón, me has ofrecido tu más dulce sonrisa cuando, entrecortando mi normal fluidez comunicativa, te he dicho:

   -Buenas tardes, señorita. Siento la tardanza, pero con este tiempo tan loco, la gente no sabe conducir. Pero no se preocupe. La pizza que usted pidió… seguirá bien calentita.