Atormentado con la miseria humana, trato de
encontrar una salida a las ilusiones que me he hecho sobre el modo de ayudar a
los demás a afrontar sus, para ellos, irresolubles problemas. Confiando en mi
voluntad para que me guíe a través de la incomprensión de los receptores de mis
esfuerzos. No cejo ni cejaré en el intento. Siempre hay alguien que se da
cuenta, a tiempo, de que existe esperanza para vivir a pleno rendimiento de
acuerdo con uno mismo.
Recuerdo que hubo un tiempo en que me
atormentaba pensando en que mi vida seguía
pautas mecánicas de supervivencia y que nada llenaría el vacío que en ella se
había formado. Estar muerto o vivo debía de ser lo mismo. A punto estuve, en
varias ocasiones, de probar esta hipótesis. Pero algo me decía que debía seguir
luchando conmigo mismo para buscar los frutos de mi experimentación con el
ejercicio del Amor.
No sé cómo fue que, a punto de concluir el
mundo, y yo con él, me pregunté por qué, entonces, estaba vivo ¿Para nada?
¿Vendré de la nada para acabar en la nada? Un sinsentido, sin duda. ¡Qué vano
esfuerzo sería crear algo para no ser disfrutado!
Decido, pues, que todo tiene un sentido, y
que algo o alguien produjo ese sentido. Ya tengo un objetivo: Buscarlos a ambos.
Pero no contento con ello, quiero que los demás hagan lo mismo. Es delicioso,
inconmensurablemente magnífico, irse encontrando a uno mismo. Cuanto más me doy
cuenta de quién soy, por qué soy y para qué soy, más ganas tengo de comprender
a los demás, a los que recorren el mismo camino que yo, y a los que no, para
que empiecen a recorrerlo.
¿Y después qué? Cuando me haya conocido
totalmente, qué debo hacer. Y la respuesta es siempre la misma: Nunca llegaré a
conocerme de verdad, porque el mismo hecho de estar haciéndolo me hace ir
subiendo escalones de mi evolución interna, escalones que separan pisos distintos,
que son también desconocidos para mí, y
así siempre, y así siempre. Y después, de vuelta a encontrar al prójimo.
En verdad que es inconmensurablemente
magnífico vivir. En verdad que es inconmensurablemente magnífico amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario