... Luz. Luz interior que se hace
reversible y se muestra exterior.
Si pienso en que tú tienes
ganas de aprender, yo, un foco de luz, me proyectaré hacia ti.
Imagínate mil personas
vagando sin rumbo en una ciudad en la que les es todo dado. Nadie se compromete
a doblar el espinazo por conseguir algo más. La comodidad es absoluta. Y los
cómodos hacen escuela. Pero de entre ellos sale un hombre que se pregunta si
debe de doler el rechazar lo fácilmente conseguido. Si debe de hacer sufrir el
buscar la incomodidad de pensar por uno mismo y no seguir como borrego a los
demás del rebaño. ¡Qué estúpido!
“No estoy contento conmigo mismo. Todos seguimos pautas marcadas de
antemano por unos pocos que deciden qué tiene que ser y qué no tiene que ser.
Yo no estoy de acuerdo con no decidir por mí mismo mis propias pautas.”
¡Qué pobre desgraciado! Tiene
de todo y no está conforme. ¿Por qué pensar? ¿Para qué pensar?
“¿Y si existe algo más? Trabajar, comer, dormir, andar, hablar, reír,
llorar, comprar, conocer, aceptar. ¿Y si existe algo más?”
Seguro que no. Los sabios ya
decidieron lo que es mejor para todos.
Pero decidieron, ¿para quién?
Para ellos mismos. Demasiados
sabios egoístas.
No te preguntes qué ocurre
con los descarriados que aparecen de vez en cuando. Seré ingenuo pero quizás
ellos sean los que van encontrando la Verdad.
Tengo claro que viviré mil
años, mil veces mil años, mil veces mil veces de años, y no conoceré esa
Verdad, pero si no doy el primer paso…
¿Me engaño? ¿Te engaño?
Sigue feliz siendo orientado
en todo.
¿No me envidias?
Hola, Soy EM Rosa de cortorelatos. Me encantan tus historias y seriía un verdadero honor que incluyas algún relato mío en tu Blog.
ResponderEliminarMuchas Gracias.