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viernes, 2 de enero de 2015

domingo, 5 de octubre de 2014

Dos destellos



Gertrudis pensaba que estaba sola en el mundo porque nadie iba a visitarla, porque nadie la llamaba por teléfono, porque cuando hablaba nadie parecía escucharla. Hasta aquel día en que Gertrudis se encontró con un tal Pablo, un hombre poco hablador, que, sin embargo, le contó la pequeña historia de su vida. Al hacerlo de manera tan desinteresada, sin que ella le pidiera saber sobre su vida, Gertrudis empezó a confiar tanto en Pablo como en ella misma y poco a poco se dio cuenta de que no estaba sola en el mundo y de que su opinión contaba para las personas porque, como le confesó un día Pablo: “Si no tienes a nadie que te escuche ni a quien escuchar, nunca desperdicies la oportunidad de conocerte a ti misma. Y queriéndote a ti misma verás que también cuentas mucho para los demás porque la felicidad se reflejará en tu cara y en tus actos”.

Cuando Gertrudis lo comprendió, fue inmensamente feliz. Y Pablo, el señor poco hablador, fue su mejor amigo porque reflejaba esa luz que Gertrudis siempre quiso encontrar, y ella, empezó también a ser luz, una radiante y cálida luz.





sábado, 2 de agosto de 2014

El dictador


¡La felicidad! No existe palabra más malsonante para ti, cuando te la digo continuamente, en tu escenario de podredumbre mental, cuando deseas solo la propia y rechazas la de tu pueblo, al que oprimes con tu ignorancia.


lunes, 28 de julio de 2014

Vacuo

No existe palabra. La felicidad no se dice. Te doy mi palabra. Se siente, se piensa, pues ya no soy sin que seas en mí. Y si no eres, no soy feliz, y el concepto se queda vacío, como mi vida, como el sentimiento que pueda existir fuera de mí, porque ya no existe el mí, pues yo soy la nada sin ti.






martes, 10 de diciembre de 2013

N. R. F.


   Mientras me preparaba para irme a trabajar, dejé a mi hijo viendo la tele, para que se distrajera y no incordiara.
   Al cerrar el grifo, tras enjuagarme la boca, escuché unas carcajadas que provenían del salón.
   Acercándome a mi hijo, para acoplarle la minimochila y poder largarnos a la guardería, me fijé que sus risas se mezclaban con los gritos de angustia de una damisela, en la pantalla, que estaba siendo mordida por un zombi descerebrado. 
Caí, entonces, en la cuenta de que mi hijo era un N. R. F. (Niñito Rarito "Felís").


(Dedicado a Estela Tatiana, mi hija)





lunes, 2 de diciembre de 2013

Reflexión


El tiempo de la queja, el negativismo continuo, el derrotismo y, sobre todo, el conformismo, ha pasado. Hay que dar el primer paso físico, mental y espiritual hacia una nueva era donde la idea, el hecho y el sentimiento positivo hagan madurar, de una vez por todas, nuestra personalidad, y triunfemos conquistando un nuevo mundo de avance, desarrollo, evolución y felicidad continuos.