Mientras
me preparaba para irme a trabajar, dejé a mi hijo viendo la tele, para que se
distrajera y no incordiara.
Al cerrar el grifo, tras enjuagarme la
boca, escuché unas carcajadas que provenían del salón.
Acercándome a mi hijo, para acoplarle la
minimochila y poder largarnos a la guardería, me fijé que sus risas se
mezclaban con los gritos de angustia de una damisela, en la pantalla, que
estaba siendo mordida por un zombi descerebrado.
Caí, entonces, en la cuenta de que mi hijo
era un N. R. F. (Niñito Rarito "Felís").
(Dedicado
a Estela Tatiana, mi hija)
No hay comentarios:
Publicar un comentario