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viernes, 7 de febrero de 2014

miércoles, 22 de enero de 2014

Cannibal Tattoo



En su piel se dibujaba la historia de una vida.
En su vida se tatuaba la historia de una piel, que no era suya.


viernes, 3 de enero de 2014

¿Quiénes escriben la Historia?



Está claro que la Historia la escriben los vencedores de las guerras, y en los períodos de paz, los que detentan el poder y el dinero. Algunos investigadores, como David Irving, controvertido autor, escriben sobre la Otra Historia.



   Hitler no levantó el movimiento nacionalsocialista en Alemania gracias a un capricho electoral, sino gracias a la gente, la misma que le dio, en su gran mayoría, su apoyo incondicional hasta el último día.
   Una vez en el gobierno, aboliría la guerra de clases del siglo XIX para crear una Alemania con igualdad de oportunidades para obreros e intelectuales, para ricos y para pobres.
   “El cargo de Presidente del Reich se une al de Canciller del Reich. En consecuencia, los poderes de que disponía el presidente del Reich pasarán al Führer y Canciller del Reich, Adolf Hitler. Él mismo nombrará asu sustituto.” (Decreto Ley del gabinete de Hitler, 1-8-34). En un plebiscito celebrado el 19 de agosto, el noventa por ciento del pueblo alemán votó en favor de la nueva ley.
   El 6 de marzo de 1936 militarizó la Renania alemana violando el nuevo Tratado de Versalles. El pueblo alemán se quedó muy impresionado por los métodos de Hitler, quien a finales de 1936 recibió otro apoyo contundente del voto popular en las urnas, y esta vez la proporción era de noventa a uno a su favor.
   Hitler manifestó la intención de convocar por toda Alemania y Austria el 10 de abril para confirmar la reunificación de Austria con el Reich. Ésta era la pregunta: “¿Acepta a Adolf Hitler como nuestro Führer y, por tanto, acepta la reunificación de Austria con el Reich alemán como se efectuó el 13 de marzo de 1938?” El 99,08 % confirmaron su apoyo.
   Las mujeres le tendían a sus hijos, un acto sencillo que era la mayor muestra de respeto que se podía dar a un dirigente, como Hitler señaló a sus ayudantes.
   Éste era el escudo que protegía a Hitler en 1939: Era un dictador por consenso; a un asesino jamás le habrían perdonado ni comprendido. Esta férrea solidaridad entre el Führer y el pueblo persistió hasta el final, a pesar de lo que han fingido las generaciones posteriores.

(Extracto de EL CAMINO DE LA GUERRA, de David Irving)

David Irving, nacido en Essex, Inglaterra, en 1938,
es hijo de un oficial de la Royal Navy. 
Se formó en la Universidad de Londres, 
donde cursó estudios de física, ciencias económicas
e historia política, y en 1959 pasó a trabajar en la región de
Ruhr como obrero con el objeto de perfeccionar su alemán.
Después de tres años de investigaciones publicó su primer
libro, La destrucción de Dresde, la obra más completa que
existe sobre el ataque aéreo aliado, en el cual perecieron en
una noche más de cien mil personas de la población civil.
Posteriormente publicó otros cinco importantes estudios
sobre diversos aspectos de la Alemania nazi, y en 1977 dio a
conocer el más famoso y discutido de sus libros, La guerra de
Hitler, al que siguieron El rastro del Zorro,
una gran biografía del mariscal Rommel, y El camino de la guerra.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Mis huellas



   En los petroglifos adiviné una historia bien distinta de la que nos contaron en los posteriores libros impresos en papel. Pero me asusté cuando me percaté que, en aquel yacimiento, estaba diseminada la mía propia.




Fotografía: Jesús Fernández de Zayas



(Dedicado al Doctor Javier Cabrera Darquea, difusor, para el mundo, de los Gliptolitos de Ica)


sábado, 22 de junio de 2013

Historia: Mi primer cuento (hasta ahora inédito)



CRISIS DE FAMILIA  


1.

    ¡Qué grande es mi hermano Sergio!
   De los dos hermanos que tengo, él es el más alegre y divertido y el más cariñoso conmigo. Es un hermano mayor ideal.
   No sé por qué mi madre siempre anda regañándole, no lo sé. Él se porta estupendamente y ella, sin ningún motivo, siempre pone falta a cualquiera de sus actos.
   No sé qué hay de malo en que salga una noche a la semana. Tiene derecho. Ya es mayorcito.
   Lo más lógico para su edad, comparándolo con los demás, es que saliera mucho más a menudo. Se merece algunas horas de expansión después del agobio que debe de suponer no soltar los libros de estudio en tantas horas como hace él.
   No tiene novia, ni falta que hace. Ya tendrá tiempo. Mamá dice que, aunque es un buen partido, ninguna chica se le acerca por su carácter. No sé a qué viene eso.
   A veces pienso que mamá le tiene manía por ser el que más le tira a papá. Al ser el primer hijo, papá siempre lo ha tenido como su preferido. A mí no me importa, lo comprendo. Yo, en su lugar, quizás haría lo mismo.
   De todas maneras, y sin tener en cuenta todo lo demás, a mí me sigue pareciendo un tío grande.
   Es jugador de hockey sobre hielo, el mejor de su equipo.
   Ama su stick de hockey. Con él pasa muchas horas. Le acompaña en sus estudios en casa, cuando sale con sus amigos por las tardes y, claro está, cuando tiene que entrenarse o jugar algún partido. Es como si fuera su mascota. Lo cuida tanto que a veces me da envidia de que no me trate a mí con el mismo cariño. Y eso que a mí me quiere mucho.
   Esta pequeña manía pasará con el tiempo. Eso creo yo.

2.

   Esta mañana, al despertar, he visto la cama de mi hermano igual que antes de acostarme. No ha dormido en casa.
   Al levantarme e ir a desayunar he visto a mamá aún en camisón y llorando desconsoladamente en el comedor.
   Al preguntar qué ha ocurrido, se seca las lágrimas que caen cara abajo y me mira con suma atención. Se lo vuelvo a preguntar y me contesta “Siempre lo mismo, siempre lo mismo” y estalla de nuevo en sollozos.
   ¿Qué habrá querido decir?

3.

   -¡Hola, Sergio!
   -¡Hola, hermanito!
   Esta es toda nuestra conversación después de que Sergio salga del cuarto del baño, tras haber llegado a casa poco antes de almorzar.
   ¡Vaya cara que tienen los cuatro! Mi padre sentado a la cabeza de la mesa, mi madre frente a él, Sergio al lado derecho de papá, y Antonio y yo frente a Sergio. Todos callados.
   Cuando mamá se levanta un momento para repartir la comida, echa una rápida mirada a Sergio, luego una más larga a mi padre y rompe de nuevo a llorar. Deja las cosas encima de la mesa y se marcha hacia su habitación donde, de un gran portazo, se aísla del resto de la casa y de los que la habitan.
   Papá nos mira insistentemente a los tres hermanos y, tras terminar su plato, se levanta y se va con mamá.
   ¿Qué pasa hoy aquí?

4.

   ¡Qué tarde más maravillosa estoy pasando! Mi hermano me ha invitado a ir al cine y, después de ver una estupenda película de ciencia ficción, pues sabe que son mis favoritas, nos estamos comiendo unas hamburguesas acompañadas de refrescos.
   Yo ya no ceno esta noche. Mi hermano, no sé, pero creo que tampoco.
   Sergio consiguió que papá le dejara el coche y gracias a eso hemos podido ir a más sitios de nuestra gran ciudad.
   Cuando terminamos la parranda volvemos a casa, mejor dicho, vuelvo a casa, porque mi hermano me lleva hasta la puerta y, sin ninguna explicación, se marcha. Lo más seguro es que papá ya tenga esa explicación.
   Cuando llamo a la puerta me recibe mi madre y con una rápida mirada a mi alrededor, se sobresalta y me pregunta por mi hermano. Yo explico lo que ha pasado y me hace entrar.
   -¡Tu hijo, tu hijo!
   -¿Qué pasa, mujer?
   Mi madre abre los ojos y, con una mueca de la boca, completa una expresión de terror.
   Mi padre parece comprender y se van los dos corriendo hasta mi cuarto. Abren el armario de Sergio y allí encuentran las respuestas para todas mis preguntas: Falta el stick de hochey .
   Pero, ¿y qué pasa con eso? Es normal que mi hermano se lleve el stick.
   Parece ser que eso es lo malo, que es normal.
   No comprendo nada

5.

   Esta noche sí ha dormido mi hermano en casa. Una vez que desperté en la noche lo encontré tirado sobre la cama, pero había algo extraño, estaba vestido con su ropa de calle.
   Ahora me vuelvo a despertar y me alarmo con más razón.
   Grandes gritos e inquietantes sollozos conforman una mañana de pesadilla.
   Me levanto y me encuentro una escena propia de un manicomio.
   Mi hermano Antonio tirado en el suelo junto a mi madre que está agarrando a mi hermano Sergio por el cuello con un brazo y con el otro intentando que no se le acerque mi padre. Se ha vuelto loca. No sé qué hacer. Estoy anonadado.
   Antonio intenta levantarse pero mi madre, con una patada, lo impide. ¿De dónde habrá sacado toda esa fuerza? Se dice que en situaciones límite cualquier ser humano experimenta un cambio físico y mental que va más allá de lo explicable. Mi madre está en una situación límite. Cuando me paro frente a ella me fijo en sus ojos ensangrentados.
   ¡¿Qué pasa aquí?!
   Al gritar con todas mis fuerzas, la escena se para y cambia, a continuación, radicalmente: Mi padre consigue llegar hasta mi madre que está como ensimismada mirándome, con los brazos caídos y la boca abierta. Deja, por fin, a Sergio en libertad, mi otro hermano consigue levantarse y yo ayudo a papá a calmar a mamá. Todo esto, en poquísimos segundos.
   Me doy cuenta que nadie ha respondido aún a mi pregunta.
   Cuando mamá parece haber recobrado el sentido de la realidad decido dejarla con mi padre y voy al cuarto de baño donde he visto entrar a Sergio.
   Llamando y llamando, logro que mi hermano me abra la puerta.
   Aún soy joven y no estoy para algunas cosas. Algunas cosas como las que veo representadas en mi hermano.
   Una mano descuelga el teléfono de la salita.
   -He decidido entregárselo.
   -… … …
   -¿Cómo? ¿Que no sabe de qué hablo? ¿De qué va a ser? ¿No están ustedes investigando el caso de los diez homicidios con arma desconocida?
   -… … …
   -Sí, sé quién es el asesino.
   -… … …
   -No. Sólo cuando decidan algo concreto les daré mi nombre.

6.

   -Hijo, tú sabes que te quiero mucho.
   -Sí, papá.
   -Y que haría lo que fuera mejor para ti.
   -Sí, papá.
   -Entonces, lo debes comprender.
   -Sí, papá… bueno, no papá.
   -Si es muy sencillo. Hazte cargo de la situación que atravesamos.
   -Me hago cargo.
   -Bueno, pues si te haces cargo, entonces, ¿por qué no comprendes?
   -Porque no sé por qué me queréis separar de mi stick.

7.

   Llaman a la puerta. Salgo de mi habitación para abrirla.
   -Buenos días, ya estamos aquí. ¡Actúa con mucha calma!
   -¿De qué hablan?
   -¿Quién es nuestro contacto?
   -Yo, señores, y, por favor, guarden un poco más de silencio.
    ¿Qué tendrá que ver mi padre con estos señores?
   Me aparta de la puerta y los hace entrar llamándoles la atención sobre la puerta de su dormitorio. Mamá debe de estar aún durmiendo.
   Con suma rapidez, dos de los hombres se dirigen a la puerta de mi habitación y llaman la atención de mi padre sobre ésta. Él asiente. Después me asalta el estupor. Sacan armas de fuego del interior de sus chaquetas y entran con un “¡No intentes nada! ¡Policía!”

8.

   Mi hermano los estaba esperando. Los policías deciden que sus armas no valen contra un ser indefenso. Pero él no está indefenso. En cuando vuelven a poner las pistolas en su sitio, él se abalanza hacia ellos con algo en su mano derecha que asegura con su otra mano y que me resulta muy conocido.
   La cara de uno de los agentes se deshace ante un golpe bestialmente certero.
   Llegan al campo de batalla dos hombres más que estaban junto a mi padre tomándole declaración.
   Dura es la pelea. Mi hermano es dominado y su arma confiscada.
   En esos momentos mi madre y hermano menor se unen a mi padre y a mí para estar presentes cuando se lleven a Sergio.
   Uno de los agentes saca una bolsa de plástico negra y con ella envuelve lo que había sido el instrumento de diez asesinatos: Un stick de hockey.

9.

   Hoy ha amanecido un día gris pero, de todas maneras, decido ir a visitar a mi hermano. Sólo me lo permiten una vez cada dos meses. El sanatorio mental cae bastante lejos pero no hay problema; papá viene conmigo en su coche.

10.

   La casa parece otra cosa. Está llena de felicidad. Las comidas ya no se hacen tan largas como antes, solemos salir toda la familia al campo los fines de semana y mamá está muy contenta con un trabajo que ha conseguido. Ya empieza la próxima semana, aunque creo que dentro de poco lo va a tener que dejar: Hace casi dos años que los cuatro estamos justos en plena armonía y ayer papá me dio la  buena noticia de que dentro de ocho meses seremos uno más.
   ¡Qué alegría!

11.

   ¡Qué grande es mi hermano Antonio! De los tres hermanos que tengo él es el más alegre y divertido y el más cariñoso conmigo. Es un hermano menor ideal.
   No sé por qué mi madre siempre anda regañándole.
   No lo sé.



(Nota: Este relato está basado en la letra de la canción “Stick de hockey”, del grupo Ilegales, escrita por Jorge Martínez. Gracias por su inspiración. Viveiro (Lugo), 20 de agosto de 1986)