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martes, 26 de febrero de 2013

Advertencia

He traspasado demasiadas veces la desesperanza que habita en vuestras mentes.
Mientras estáis distraídos y acurrucados en vuestras insulsas vidas, yo estoy protegiendo la semilla del renacimiento de vuestra especie.
Creo, junto con los míos, que una pequeña parte de vosotros, se lo merece. 
Somos bastantes. Bastantes para que nos temáis, pero no por nuestras acciones, sino por nuestra indiferencia hacia la mayoría.
El Planeta está a punto de sucumbir a vuestro desastre. Mas el Planeta, que fue elegido en el pasado por su potencial, tiene que cumplir su misión y no dudaremos en derribar el único obstáculo para que esto ocurra: Vosotros, autodenominados humanos. Ridículo nombre para una especie.
Fuisteis creados artificialmente en un pasado no demasiado remoto, y os congratuláis de ser únicos en el Universo por vosotros conocido. Cuán errados estáis.
Nosotros, creados como vosotros, somos 100000. Los hemos sido y los seguiremos siendo aún cuando vosotros ya no seáis más que un recuerdo en el registro cósmico. 
Los 100000 hemos dictaminado que la actual civilización humana será la última. Habéis tenido demasiadas oportunidades y ninguna habéis aprovechado.
No lo sentimos por vosotros. Nuestras mentes imbricadas en el Total hemos estudiado todas las permutaciones históricas y el resultado matemático es el mismo: Cero. 
Yo seré el punto de contacto de vuestra inferioridad con el Total, y según se vayan dando los hechos, iréis desapareciendo. Sólo 100000 se librarán del exterminio, los 100000 Elegidos, a los que iremos sustituyendo paulatinamente según el mérito acumulado durante generaciones.
Estáis advertidos. Y yo nunca miento. Porque no puedo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Experimentando en Twitter

Queridos amigos y lectores todos:
Un buen día se me ocurrió una buena idea y la estoy llevando a la práctica dentro de mis posibilidades de compatibilidad de horarios personales y/o profesionales.
Como bien sabéis algunos, estoy soltando ideas cortas y promocionando mis participaciones en la red de redes, esa que nos envuelve a todos, y como no puedo parar de escribir, me dije a mí mismo por qué no crear escribiendo. ¿Crear escribiendo? Mis novelas cortas, mis ensayos, mis cuentos y ahora... los tuit-relatos. Empecé con "La pulga" (#LaPulga en denominación Twitter) y tuvo muy buena aceptación.
¡Vaya! En Twitter no sólo puedes hablar de política, religión, sociedad, sindicatos, protestas, marujeos, y cosas intrascendentes, como que te estás hurgando la nariz mientras que lo escribes, sino que puedes hacer literatura.
Como algunos no estáis en Twitter (aún no me explico cómo yo sí, estando como estoy en contra de las redes sociales como Facebook y similares, instrumentos de control todos) quiero compartir con vosotros mi último tuit-relato escrito en tuit-capítulos diarios, improvisados en el momento, siguiendo una trama argumental que puede cambiar en un milisegundo según le dé al autor, y con el handicap de tener que ceñirte a 140 caracteres, incluidos espacios entre palabras.
Ya compartí con vosotros #LaPulga. Ahora le toca a #LaBienPagá.
Tanto "La Pulga" como "La Bien Pagá" son conceptos sugeridos por uno de mis contactos o seguidores en Twitter, a la que yo también sigo, @LolVia_14. Desde el concepto al argumento hilvanado con coherencia, unos cuantos tuits. 
Espero que os guste. Y, por favor, deseo comentarios (de todo tipo, positivos o negativos, todos serán bien recibidos).

LA BIEN PAGÁ

#1.- Para hacer más insoportable mi espera, empezó a maquillarse sin mirarse a un espejo.
#2.- La extraña, con sus carmines, me observaba de reojo para comprobar que la espiaba.
#3.- Antes de que el tren partiera y me adormeciera su traqueteo, decidí presentarme, como un caballero, a la seductora coqueta.
#4.- Sandra era de esas personas que se hacen querer sin forzar la relación, con armonía imparable en cada risotada sincera.
#5.- La confianza mutua aumentaba con cada parada de estación y a la sexta pasada del revisor la mujer sabía más de mí que yo mismo.
#6.- El viaje en un principio iba a ser largo y aburrido, pero el encanto de Sandra me hizo desear no llegar a mi destino.
#7.- Dicharachaba y dicharachaba mientras que la temperatura del vagón, y la mía, aumentaban.
#8.- Ella no parecía darse cuenta que la provocación y la tentación alcanzaban niveles casi inasumibles por mi autocontrol.
#9.- El vagón era pura voluptuosidad pero esta vez no volvería a caer en los mismos errores del pasado, aún recientes.
#10.- Meses antes de coger el mismo tren que Sandra, yo había jurado a mi encolerizada esposa que jamás volvería a traicionarla.
#11.- En su penúltima visita,el revisor nos dijo que estábamos a dos horas de nuestro destino y Sandra cambió el tono de la charla.
#12.- Escote asombroso,curvas inverosímiles,perfume embriagador,labios insinuantes y ojos comedores. Y casi sin fuerza de voluntad.
#13.- La primera voz de alarma, silenciosa, en mi mente, cuando Sandra me llamó por mi nombre de pila sin yo haberlo mentado nunca.
#14.- La extraña ya no era tan extraña: Entre chascarrillos dejó escapar algún detalle sobre mí que pocos sabían. ¿Ya me conocía?
#15.- Atardeciendo ya, pasamos de compartir vagón a compartir asiento, y con algún que otro vaivén nuestros cuerpos se rozaron.
#16.- El olor de su sudor perfumado, la juntura de sus pechos tan cerca, el susurro de mi nombre en el lóbulo de mi oreja.
#17.- Me provocó. Juro que me provocó cuando el umbral de mi autocontrol había decaído.
#18.- En la intimidad del compartimento, cuando estaba cayendo la noche, me abalancé sobre ella, queriendo comérmela entera.
#19.- Sandra, con un gesto adorable, apartó mi boca de la suya y, atravesándome con su mirada, musitó: "Ella dijo que lo harías".
#20.- No sé aún si me causó más dolor la daga clavada en la garganta o las palabras de desprecio de aquella diosa hecha mujer.
#21.- Deseó rematarme con toda su furia, pero el despiste de un emperifollado caballero me salvó la vida, y ahora puedo contarlo.
#22.-Podría decir que ella saltó por la ventana, pero a aquella velocidad se hubiera destrozado, como mi ego.
#23.- Eduardo, al equivocarse de vagón, me salvó la vida dos veces: Evitando la escabechina, y echándome sus manos al cuello.
#24.- El traje blanco impoluto del buen samaritano enrojándose; en la distancia, los alaridos de la emboscada; y yo, añorándola.
#25.- Debió de huirme el alma hacia adelante pues después de perder el conocimiento no recuerdo nada hasta despertar en un hospital.
#26.- En el silencio absoluto, embriagado de asepsia, el vaho caliente de una voz familiar en el oido, volcando incoherencias.
#27FIN.- Mi esposa, mi afligida esposa, lograba, con uno de esos susurros, rematar mi mente: "Alguien no terminó bien su trabajo".

lunes, 13 de agosto de 2012

Alberto también se atreve: IMPOSIBLE

   Alberto Fernández de Zayas jamás ha publicado nada. Guitarrista y letrista de su propia música, escribe poesía que maravilla a sus seres queridos. Y nunca se ha atrevido a mostrar su obra a ojos extraños. Un buen día me entregó un manuscrito para que lo revisara. Y me gustó. Y por eso está aquí ahora, siendo compartido en el blog de su hermano. 
   Este es el primer capítulo de un cuento: IMPOSIBLE




Todo sueño se acaba cuando despiertas, o tal vez la vida sólo sea una maldita pesadilla.

1.

   Año 347 a.C. 
   Nos encontramos en Massy, la capital de un inmenso país que sólo en esta historia existe, una gran ciudad llena de gente tranquila.
   Desde que nací supe que era diferente a los demás.
   Mi padre, Oshan, era, ante todo, un hombre luchador y trabajador, que lo daba todo por nosotros.
   Mi madre, Kleia, era muy cariñosa y soñadora. 
   Después estaban mis hermanos, Kos y Mosit, y mi hermana Asian.
   Todos unidos con cadenas imposibles de romper.
   Mi nombre, Draco, el pequeño de la familia.

   Yo era un chico soñador que se divertía con su mejor amigo, Yino, saliendo a pasear por ahí e imaginando cómo sería el mundo si lo hubiéramos construido nosotros.
   Todavía me acuerdo del primer día que salimos por la ciudad. Me lo pasé realmente bien, conocimos a nuevos amigos, a muchas chicas, amores que se desvanecían sin dar la menor importancia.
   Hasta que llegó Airem, una muchacha a la que ponía más atención que las sombras que me rodeaban. Yo, con dieciséis años, fue la primera vez que creí sentir algo por alguien.
   Pero todo, a esa edad, se desvanece en un abrir y cerrar de ojos. 
   Y dejaba los estudios atrapados en mesas vacías, salían mentiras de ni boca para facilitar la vida ingenua que llevaba, la amistad con millares de personas iba y venía. Un caos, que monté alrededor de mi vida y que no tenía sentido.
    
   Yino acabó trasladándose de lugar, pero la amistad no desapareció. Todavía le veo de vez en cuando.